Depresión: Causas, efectos y su influencia en el entorno laboral

Cómo la depresión afecta nuestra salud y el rendimiento laboral

Equipo Editorial Menthalising® 2025

La depresión es mucho más que un sentimiento pasajero de tristeza o desánimo; es una condición compleja que afecta no solo las emociones y los pensamientos, sino también el funcionamiento del cerebro. En los entornos laborales, esta comprensión es crucial para fomentar ambientes que promuevan el bienestar emocional y la desempeño adaptativo y sostenible.

La Clínica Mayo define la depresión como un trastorno del estado de ánimo que causa un sentimiento persistente de tristeza y pérdida de interés. También se conoce como trastorno depresivo mayor o depresión clínica, afectando cómo se siente, piensa y maneja actividades diarias como dormir, comer o trabajar. Según la Clínica Mayo, para ser diagnosticado con depresión, los síntomas deben estar presentes durante al menos dos semanas y representar un cambio en su nivel de funcionamiento anterior.

Los neurotransmisores son las sustancias químicas encargadas de la comunicación entre las neuronas. En personas con depresión, se ha observado un desequilibrio en tres neurotransmisores principales:

  • Serotonina: Crucial para regular el estado de ánimo, el sueño y el apetito. Una disminución en su actividad está relacionada con sentimientos de tristeza y desánimo.
  • Dopamina: Responsable de la motivación y el placer. Su deficiencia contribuye a la anhedonia, es decir, la incapacidad de disfrutar actividades que solían ser placenteras.
  • Noradrenalina: Importante para la atención y la respuesta al estrés. Su baja actividad puede generar fatiga y dificultades para concentrarse.

Cambios estructurales: impacto en las regiones del cerebro

La depresión también afecta la estructura física del cerebro. Estudios neurocientíficos han identificado cambios en tres áreas clave:

  • Hipocampo: Encargado de la memoria y la regulación del estrés. En personas con depresión, esta región puede reducirse debido a la pérdida de neuronas y conexiones, dificultando la capacidad de manejar el estrés y recordar información.
  • Corteza prefrontal: Responsable de la toma de decisiones y el control emocional. Una actividad reducida en esta área está asociada con problemas para gestionar las emociones y tomar decisiones racionales.
  • Amígdala: Involucrada en las respuestas emocionales. En personas con depresión, la amígdala puede estar hiperactiva, lo que amplifica las emociones negativas como la tristeza y la ansiedad.

En el lugar de trabajo, esto puede traducirse en dificultades para tomar decisiones, gestionar el estrés diario o mantener relaciones laborales saludables.

Respuesta al estrés: El rol del cortisol

La depresión activa de forma crónica el eje hipotálamo-hipófisis-adrenal (HHA), que regula la respuesta al estrés. Esto provoca niveles elevados de cortisol, conocido como la «hormona del estrés». Si bien el cortisol es esencial para manejar situaciones de peligro, su exceso daña las neuronas, especialmente en el hipocampo, perpetuando el ciclo de estrés y depresión.

El estrés crónico no solo afecta a las personas con depresión, sino que también puede exacerbar esta condición, afectando el clima organizacional y la retención del talento.

Conectividad cerebral: redes desreguladas

Las redes neuronales también se ven alteradas en la depresión. Por ejemplo:

  • Red por defecto: Involucrada en la autorreflexión y los pensamientos internos. Puede estar hiperactiva, lo que fomenta patrones de pensamiento rumiativo y autocrítico.
  • Red fronto-parietal: Responsable de la atención y la toma de decisiones. Su desregulación puede contribuir a la dificultad para concentrarse y planificar.

Estas alteraciones pueden dificultar el rendimiento laboral, especialmente en roles que requieren alta concentración o resolución de problemas.

Plasticidad neuronal: La capacidad de adaptarse

En condiciones normales, el cerebro tiene la capacidad de adaptarse y formar nuevas conexiones neuronales, un proceso conocido como plasticidad neuronal. En la depresión, esta capacidad se reduce, lo que dificulta la superación de pensamientos negativos y la adaptación a cambios positivos en la vida.

Promover actividades como el aprendizaje continuo, el ejercicio y el mindfulness en los entornos laborales puede favorecer la plasticidad neuronal y mejorar el bienestar de los empleados.

El diagnóstico de la depresión es complejo y requiere una evaluación cuidadosa de varios factores.

Algunos de los principales factores que influyen en el diagnóstico de la depresión:

  • Diagnósticos diferenciales: Considerar otras condiciones que podrían imitar la depresión, como trastornos bipolares, trastornos de ansiedad, o efectos secundarios de medicamentos.Tratamientos: Restaurando el equilibrio cerebral
  • Síntomas clínicos: La presencia de síntomas como tristeza persistente, falta de interés en actividades previamente disfrutadas, cambios en el peso o el apetito, insomnio o hipersomnia, fatiga, sentimientos de inutilidad o culpa, dificultades para concentrarse, y pensamientos recurrentes de muerte o suicidio.
  • Duración de los síntomas: Los síntomas deben estar presentes casi todos los días durante al menos dos semanas.
  • Impacto funcional: Evaluación de cómo los síntomas afectan la capacidad del individuo para funcionar en el trabajo, en la escuela, y en sus relaciones sociales y familiares.
  • Historia médica: Incluir cualquier condición médica existente que pueda afectar el estado de ánimo, como enfermedades de la tiroides, enfermedades neurológicas o deficiencias nutricionales.
  • Historial psiquiátrico: Consideración de cualquier historia previa de depresión u otros trastornos psiquiátricos, incluyendo trastornos del ánimo y trastornos de ansiedad.
  • Factores psicosociales: Factores como el estrés reciente, pérdidas personales, trauma, y el apoyo social disponible.
  • Factores metabólicos y nutricionales
    • Deficiencia de nutrientes clave: La falta de vitaminas como la B12, D y minerales como el hierro y el magnesio está asociada con un mayor riesgo de depresión.
    • Desbalances hormonales: Condiciones como el hipotiroidismo o el síndrome de ovario poliquístico pueden contribuir a desequilibrios químicos en el cerebro.
    • Resistencia a la insulina: Puede alterar el metabolismo cerebral, afectando el estado de ánimo.
  • Factores adaptativos
    • Eventos traumáticos: Experiencias de pérdida, abuso o cambios drásticos pueden desencadenar episodios depresivos.
    • Estrategias de afrontamiento ineficaces: La incapacidad para manejar el estrés o las emociones negativas puede perpetuar la depresión.
  • Consumo de sustancias: El uso y abuso de sustancias, incluyendo alcohol y drogas, pueden influir en el diagnóstico, ya que pueden causar o exacerbar los síntomas depresivos.
  • Exclusión de otras causas: Es crucial excluir otras causas médicas de los síntomas antes de confirmar un diagnóstico de depresión. Esto puede implicar análisis de sangre, evaluaciones físicas y, en algunos casos, pruebas de imagen.
  • Utilización de instrumentos de evaluación diagnóstica (estandarizados): El uso de escalas y cuestionarios estandarizados puede ayudar a objetivar la gravedad de los síntomas.

¿Qué podemos hacer?

La buena noticia es que la depresión es tratable, y los tratamientos pueden ayudar a revertir muchos de sus efectos:

  • Terapia psicológica: Enfoques como la terapia cognitivo-conductual ayudan a modificar patrones de pensamiento negativo y mejorar la conectividad cerebral.
  • Medicamentos: Los antidepresivos ayudan a restaurar el equilibrio de los neurotransmisores, reduciendo los síntomas de la depresión.
  • Nutrición especializada: Una dieta enfocada en las necesidades específicas, orientada por un especialista puede ser un gran aliado para apoyar los efectos de la depresión.
  • Ejercicio físico y mindfulness: Estas prácticas promueven la plasticidad neuronal y reducen los niveles de cortisol.
  • Intervenciones avanzadas: En casos severos, tratamientos como la estimulación magnética transcraneal o la terapia electroconvulsiva pueden ser efectivos.

NOM-035 y las Cédulas para la Valuación de las Enfermedades de Trabajo

Las organizaciones pueden jugar un papel clave al ofrecer programas de apoyo a la salud mental y fomentar un ambiente donde los empleados se sientan cómodos buscando ayuda.

En los entornos laborales, reconocer los síntomas, crear políticas inclusivas y fomentar entornos de apoyo no solo mejora la calidad de vida de los empleados, sino también impulsa la productividad y el éxito organizacional.

En Menthalising, somos expertos en temas de salud mental en el trabajo. Contáctanos para establecer estrategias conjuntas.

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